Se estima que para el año 2050 la población mundial alcance los 9 mil millones de habitantes, y se proyecta una reducción en las tierras de cultivo, lo que será un reto producir alimento suficiente para satisfacer las necesidades del planeta.
Sin embargo, 1300 millones de alimentos para consumo humano se pierden o desperdician cada año en el mundo. Sólo en América Latina el número aproximado es de 127 millones de toneladas de alimentos tirados a la basura (FAO, 2018).
Éstas pérdidas se deben a múltiples factores de los que sobresalen: mayor preparación de alimento que lo necesario, caducidad en la fecha de consumo, alimento consumido o en contacto con plagas (el 40% de los cultivos alimentarios a nivel mundial se pierden por plagas).
El consumo o contaminación por plagas de los alimentos puede producirse en cualquiera de las etapas de la cadena de suministro: producción agrícola; manejo pos cosecha y almacenamiento; procesamiento en las diferentes industrias alimenticias; distribución (transporte, mercados mayoristas, vendedores minoristas, supermercados o mercados tradicionales); consumidor final.
Se estima que, en el mundo, cada año se enferman más de 600 millones de personas por ingerir alimentos contaminados y que aproximadamente, 420.000 mueren por esta misma causa, ocasionando más de 100.000 millones de dólares en gastos médicos.
Para enfrentar los desafíos de alimentación de una población creciente es necesario reconocer que el Control de Plagas es uno de los pilares fundamentales en la inocuidad y reducción de desperdicio alimentos en todas sus etapas.
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